La
Isla es una película estrenada en el año 2005, dirigida por Michael Bay. En
ella inicialmente se presenta un centro aislado en el que viven los
supervivientes de una catástrofe natural que ha tenido lugar en la Tierra, la
cual se encuentra totalmente contaminada. Dichos supervivientes, que tienen absolutamente
prohibido salir al exterior, están supervisados por un equipo de médicos, que
los someten continuamente a revisiones (aparentemente para comprobar el nivel
de contaminación presente en ellos) y les hacen llevar una vida sana, regulando
su alimentación y estableciendo determinadas horas de ejercicio. Con bastante frecuencia,
tienen lugar sorteos, cuyos ganadores son premiados con viajar a “la isla”, el único
lugar del planeta libre de contaminación, donde, en teoría, residirán para
siempre.
Sin
embargo, el protagonista, Lincoln, se da cuenta de que algo no encaja. Pese a
que la catástrofe que ha acabado con la mayor parte de la vida en el planeta ha
tenido lugar hace años, siguen llegando supervivientes. Tras colarse en una zona a la que únicamente
tiene acceso el personal médico, descubre que todo es mentira. No ha habido
ningún desastre. Los supuestos “supervivientes” son en realidad clones de
personas ricas que llevan una vida normal en el exterior, las cuales, llegado
el momento, podrían necesitar un trasplante de algún órgano. La isla no existe;
únicamente es una artimaña para llevarse a aquellos clones cuyos órganos son
necesitados, y a los que los médicos matan.
Cabría
analizar todo esto en un sentido ético. ¿Es moral crear clones (que sufren y
padecen) para después matarlos, aunque esto salve vidas? Tal vez lo sea en un
sentido utilitarista, pero si lo analizamos en relación con la moral kantiana,
encontramos que la contradice totalmente. En primer lugar, para Kant, el fin no
justifica los medios, por bueno que sea, por lo que la posibilidad de curar
innumerables enfermedades no justifica sacrificar a involuntarios e ingenuos donantes
para conseguirlo, por muy indolora que sea su muerte. El filósofo afirma que el
hombre es un fin en sí mismo, no un medio, y debe ser tratado como tal (“Actúa
siempre de tal modo que uses a la humanidad, tanto en tu persona como en la de
los demás, siempre como un fin y nunca
como un medio”). Sin embargo, en La Isla, los clones (que pese a haber sido
creados de forma artificial, son humanos), son tratados como medios, lo cual
contradice su ley moral, teniendo como resultado una acción contraria al deber.
Además, aunque matar a una persona para salvar la vida de otra fuese moral, hay
que considerar que el objetivo real de los médicos, su fin, no es salvar vidas
y ayudar a la gente, sino lucrarse con ello, lo cual Kant no toleraría, pues
para él, el valor moral no radica en los resultados de una acción, sino que
consiste en la intención de la voluntad cuando está determinada por la razón.
Es decir, pese a que salvar una vida con el objetivo de lucrarse y salvar una vida porque es lo
correcto tienen el mismo resultado, no comparten la intención –el primer acto
es egoísta y el segundo altruista- y, por tanto, aunque robar una vida para
salvar otra fuese moral (que, insisto, según la moral kantiana no lo es), sería
como mucho una acción conforme al deber, pero motivada por una intención egoísta
(lucrarse con ello). De esta forma, tenemos como resultado un comportamiento
totalmente inmoral, pues su fin (el enriquecimiento) no es bueno, y tampoco lo
son sus medios (dar muerte a seres humanos).
En
mi opinión, la idea en la que está basada la película es muy original, pero se
la cargan totalmente. Tras una primera mitad bastante buena en la que se
desarrolla la historia de los clones, los dos protagonistas (un chico, Lincoln,
y una chica, Jordan) se escapan del centro en el que están recluidos y tienen
lugar una serie de persecuciones y de sucesos bastante previsibles, con
explosiones, coches y demasiada acción para mi gusto. Además, la película tiene
un final totalmente esperable, en el que no podía faltar el romance entre los
dos protagonistas. Lo que podía haber sido una película bastante buena de
ciencia ficción se acaba convirtiendo en una película de acción más.
Muy bien Carmen. El argumento me recuerda a una vieja película de ciencia ficción: la fuga de Logan.
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