jueves, 31 de enero de 2013

La isla de Gaunilo


San Anselmo, como hemos visto en clase, trató de demostrar la existencia de Dios mediante su argumento ontológico, al margen de la experiencia y los sentidos y basándose únicamente en razonamientos deductivos. Según éste, el mero concepto de Dios ya implica su existencia. Si pensamos en un ente perfecto, más grandioso que ninguna otra cosa (Dios), este ente existe, al menos en nuestra mente, porque podemos pensar en él. Si, además, existiese fuera de nuestra mente, es decir, en la realidad, sería aún más perfecto, porque algo que existe es más perfecto que algo que solo vive en nuestra imaginación. De esta forma, Dios debe existir, puesto que si no lo hiciese podría pensarse en otro ente superior que existiese realmente, pero como no podemos pensar en nada más perfecto que él, debemos concluir que es real. 

Parece evidente que este argumento no se sostiene demasiado; es bastante débil y, de hecho, ha recibido numerosas críticas. Una de ellas viene de parte de un monje, Gaunilo de Marmoutiers, quien invitó a sus lectores a pensar en una isla perfecta, que, según él, es altamente probable que no existiese. Pero, según el argumento de San Anselmo, tal isla debería existir, porque de lo contrario no sería del todo perfecta, ya que solo existiría en nuestra imaginación. Y, a pesar de esto, la Tierra no alberga tal isla, de la misma forma que Dios no tiene por qué existir. Gaunilo admitía lo absurdo de su argumento, y señalaba que San Anselmo había utilizado el mismo. Su refutación es una objeción por saturación; invalida la forma de razonar del argumento ontológico -no pretende mostrar dónde o cómo falla. Si el argumento ontológico de San Anselmo fuese válido, existirían islas perfectas, lápices perfectos, pollos perfectos... lo cual es absurdo. Además, Gaunilo también criticaba la suposición de que algo que existe es más perfecto que algo que no es real, porque ambas cosas no son comparables.

Hay quien ha rebatido el contraargumento de Gaunilo afirmando que el argumento ontológico sólo es aplicable a Dios, es decir, al ser sumamente perfecto, y no a entidades físicas como islas o castillos, pero , al igual que el argumento ontológico, eso no se sostiene demasiado.

(Lo sé. Tengo que dejar de hacer las cosas a última hora. Juro por el honor de mi Casa que la próxima entrada la haré con tiempo)

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