miércoles, 31 de octubre de 2012

Critón


En este diálogo, que pertenece a la primera época de Platón (diálogos de juventud o socráticos, que se centran en la figura del amado mentor del filósofo), tiene lugar un extenso debate entre Sócrates, el cual se halla en la prisión tras haber sido condenado a muerte, y su amigo Critón, un acaudalado ateniense. 

Critón accede a la celda de su compañero y trata de convencerle para huir y  no tener que tomar la cicuta, la cual lo matará. Para ello, argumenta que si no le ayuda a escapar, la mayor parte de la ciudad comentará lo mal amigo que es, puesto que podría haberle evitado la muerte utilizando una parte de su fortuna para sobornar a los guardias. Además, hace alusión a sus hijos, los cuales se quedarán solos y serán desdichados.  

Pese a todo, Sócrates se niega a huir. Argumenta que la opinión de la mayoría no debe importarle a Critón; ha sido esa mayoría quien le ha condenado a muerte, por lo que considera que su juicio no es válido y a su amigo no debe importarle lo que digan de él. También afirma que ha vivido toda su vida en Atenas y conoce sus leyes; en caso de no estar de acuerdo con ellas, podría haberse ido de la ciudad, pero no lo ha hecho, con lo que se da por supuesto que las acepta. Ir en contra de las leyes sería una injusticia -aunque su condena también lo haya sido. Además, se ha pasado toda su vida insistiendo acerca de la importancia del Bien, y fugarse de la prisión, desde luego, no sería un acto de bondad, por lo que se trataría de una enorme contradicción respecto a los valores que le caracterizan. Por otra parte, escapar de su condena implicaría irse de la ciudad; si se llevara a sus hijos consigo, allá donde fueran serían tratados como extranjeros, lo cual no sería bueno para ellos; y si únicamente se fuera él, el resultado para sus hijos sería el mismo que si hubiese tomado la cicuta. Por tanto, decide quedarse y aceptar su destino. 

Personalmente, encuentro lógico que Sócrates decida aceptar su muerte, aunque ésta sea, desde luego, injusta. Encuentro sus argumentos convincentes. De todas formas, si hubiese sido yo, habría preferido huir aunque eso implicase ir en contra de mis principios. ¿Qué importa ser incoherente con uno mismo cuando la alternativa es la muerte? Creo que no hay muchas cosas que tengan más valor que la vida. 

Por otra parte, creo que Critón es una persona muy egoísta. Únicamente quiere ayudar a Sócrates para que no se rumoree que valora más su dinero que a su amigo. Solo pretende sentirse bien consigo mismo; en el fondo, no le importa demasiado si el filósofo muere o no.

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